Al dÃa siguiente, no podÃa controlar la emoción de ver si todo lo que habÃa pedido habÃa llegado. Recuerdo mucho la alegrÃa que sentÃa al abrir mis regalos, estaba acostumbrada a recibir lo que pedÃa a Papa Noel.
Han pasado ya varios años y las navidades empezaron a ser diferentes, ya no era la niña de 8 años que escribÃa cartas pues con el paso del tiempo, empecé a entender que los regalos y la comida no era lo especial de este dÃa, sino el amor y la familia.
Todas las navidades eran especiales, pero ésta personalmente fue muy diferente, cuando tenÃa 21 años, dos meses antes de Navidad, recibà una de las peores noticias de mi vida, mi padre habÃa tenido un accidente, lo llevaron a la sala de operaciones, cuando todo habÃa terminado, el cirujano se acercó a nosotros, honestamente yo no querÃa escucharlo porque sabÃa lo que iba a decir.
Rompà en llanto al enterarme que nunca más iba a verlo.
Mi papá se sentÃa enfermo antes del accidente pero él no solÃa ir al hospital. El solÃa auto medicarse e ir a una farmacia a comprar antibióticos. Siempre creà que él podÃa ponerse muy grave por no ir al hospital, pero finalmente no fue asÃ.
Yo sabÃa que a partir de ese dÃa todo iba a ser diferente, una de las personas que más amaba no iba a estar con nosotros; no iba a disfrutar de su presencia. Yo estaba acostumbrada a salir con él y mi mamá hacer las compras por navidad. SolÃamos pasar estas fechas juntos.
Este año es mi segunda navidad y no me he podido acostumbrar a estar sin él.
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